En el momento en que contratamos a un inversor, acabamos de contratar a nuestro propio jefe

[perspectivas]

En el momento en que contratamos a un inversor, acabamos de contratar a nuestro propio jefe. Realmente no hay forma de evitarlo.

No importa cuánto capital cedamos o cómo estructuremos el acuerdo. En el momento en que debemos dinero a alguien, la dinámica cambia. La gente no nos lo dice cuando recaudamos dinero, pero si alguna vez hemos recaudado antes, resulta dolorosamente obvio.

[perspectivas]

Quien tiene el oro, manda

Quien tiene la sartén por el mango de nuestra startup dirige esencialmente nuestra startup. Si poseo el 5% de su empresa pero el 100% del capital, dirijo la empresa. Puede que no sea el dueño de la empresa, pero si controlo el flujo sanguíneo de la misma, ésta vive o muere por mi decisión.

La gran mayoría de las ampliaciones de capital ponen todo el flujo de capital y las disposiciones de control que vienen con ese capital, en manos del inversor. Una vez firmado eso, es casi imposible deshacerlo. Esos controles son lo que significa tener un jefe. Ser el Emprendedor, o el Director General es sólo tan valioso como lo que ese título controla.

[perspectivas]

Se trata de poder, no de equidad

La equidad a la que renunciamos no es sólo un número: es un intercambio de poder. Renunciamos al poder de tomar decisiones unilaterales… para siempre. A menudo lo racionalizaremos diciendo cosas como: «Bueno, probablemente tenga más sentido tener un par de ojos veteranos adicionales en estas decisiones clave».

Y eso es cierto – cuando en su mayoría estamos de acuerdo con esas decisiones.

Pero ¿qué pasa cuando esa decisión es despedirnos? ¿Nos entusiasma entonces la voz extra? ¿Y si la decisión es que no vendamos aunque sea estupendo para nosotros, pero no para los inversores? ¿Nos entusiasma entonces ceder el poder?

[perspectivas]

Recaudar capital es contratar a nuestro jefe

No se equivoquen, cuando reunimos capital estamos contratando a nuestro jefe. Y la mayoría de las veces, no sólo es un mal necesario, sino que probablemente sea la opción más inteligente para el futuro de la empresa. No nos engañemos pensando que podemos tener nuestro pastel y comérnoslo también.

Cada dólar recaudado viene con condiciones, como suele ocurrir con otras muchas otras facetas de la vida, salvo en la familia y, quizás, en el amor.

[perspectivas]

Un miembro no está de acuerdo, y nos ha escrito esto:

No estoy totalmente de acuerdo. La relación startup-emprendedor-inversor tiene mucho que ver con el papel, las expectativas y el respeto. Si un inversor siente la necesidad de interferir en las decisiones empresariales, entonces debe tener una buena razón para ello. Principalmente, un inversor invierte en el equipo y confía en las personas que lo dirigen, por eso invirtió. Si el éxito y el retorno de la inversión no llegan según lo previsto, no hay más que preocuparse que de perder o compartir el poder. Si un emprendedor quiere hacer sus propias cosas sin nadie a su alrededor que le asesore, le señale los problemas o le critique, entonces no debería crear una empresa. Otros dependerán de usted y no se trata de un espectáculo de un solo hombre. Nunca lo ha sido y nunca lo será. Conviértase en artista, autor o potus si realmente lo cree así. Pero si invierte, compruebe el contrato que firma. Asegúrese de que no se vende barato y conozca bien a quién deja formar parte de su empresa. Un elevator- pitch no es el tipo de cita que muestra con quién está hablando.

[Autor]

Entradas